Pintora Olimpia Peco.                       Curriculum y Obra
Pintora Olimpia Peco.                                      Curriculum y Obra

PINTURAS AL OLEO

Un sofá para tres mantones 130 x 100 cm

ALGUNAS CRITICAS

El Creador que necesita sus ilusionados sentimientos como actor y espectador de esta sociedad, lo hace porque si, sin otra preocupación, siendo claro, para que nos llegue cuanto quiera decirnos, porque con el oficio aprendido su obra nos impacte y deseemos tener con nosotros esa clara voz de su creación. . Lo más extraordinario de esta pintora es que sus creaciones son autentica creación, puesto que no utiliza modelos y, es teoría que yo mantengo, puesto que quien copia no crea, siendo verdad lo que es pura ilusión.

También, lo sorprendente es su técnica desenfadada y fácil. Pintora llena de alegría en el color  con unas interpretaciones personalísimas que pueden paragonarse con Néstor de la Torre y Anglada Camarasa.

JUAN DE AVALOS. Escultor, Académico de Número de la Real Academia de San Fernando. Académico de Artes y Letras de Extremadura. Académico de Honor de Bellas Artes de Moscú y otras distinciones

 

 

 

La apreciación primera que nos facilita la contemplación de la pintura de Olimpia Peco, es la de que está entre los nuevos artistas figurativos, pero sus cuadros tienen una concepción y una práctica del arte, decididamente contrarias a las de las figuraciones estéticas, establecidas sobre las diversas vertientes de los lenguajes realistas actuales.

La pintura de Olimpia Peco, no es la fidelidad y el virtuosismo formal de sus imágenes, sino las connotaciones simbólicas y las emociones que encierra o contiene su obra.

Su pintura es muy peculiar, muy personal, en la cual el “fauvismo” y el “expresionismo” adquieren un ritmo, una vibración, líricamente mágica.

La pintura de Olimpia Peco es vista y sentida en toda su dimensión, en su hondura, también en sus más claros y definitivos perfiles. Su riqueza cromática salpicada, su soltura del dibujo, de dicción agilísima y la alegría ornamental, la sitúan dentro del mundo de Francisco Iturrino y Matisse, y muchos más nombres que engrosan la lista de maestros.

Bodegones, figuras y retratos, son el compendio de su obra pictórica, apasionada y sabia.

Olimpia Peco no interpreta académicamente el bodegón, procura que sea un “cuadro-bodegón”, una pintura en libertad, una composición en la que, los objetos interpretados, son un pretexto decorativo. Dentro de los bodegones, donde aparecen una serie de diversos objetos, el protagonista es el clásico mantón de Manila. Todo ello, por lo general, en grandes formatos.

La figura, siempre la plasma engalanada con su mantón de Manila de vivos colores, como por ejemplo: el magnífico cuadro del gran “fauvista” Francisco Iturrino, “Fiesta en el campo”; óleo de 1898- Colección Banco Bilbao. Obra tan importante en Iturrino, como son “Las Meninas” en Velásquez.

En cuanto al difícil arte del retrato, Olimpia, posee la perfecta herramienta, que es el dibujo, para expresarlo todo. Para retratarlo todo. Sus retratos tienen la hondura del retrato psicológico, pero cargados de sensibilidad y resueltos con un lenguaje sencillo y escrupulosamente pictórico.

Olimpia Peco Alcalde, transmite en su obra una fuerza especial que sin duda Canarias le ha potenciado.

 

ANTONIO CILLERO. Pintor Licenciado en Bellas Artes por la

Universidad Complutense de Madrid.

 

 

El gran escritor francés Víctor Hugo escribió con acierto un día que, “ un poeta es un mundo encerrado en un hombre” También podemos escribir que existen poetas que escriben versos no con las plumas sino con los pinceles, poemas que pintan l en los lienzos por unos pintores que nos brindan todo un bagaje de profundos sentimientos, y este es el caso de Olimpia Peco, ella nos brinda todo un mundo interior que acompaña los momentos vitales en los altibajos cotidianos  que enaltecen los ideales y hacen traspasar toda barrera que sumerge a la persona en lo anodino y lo opaco de la existencia.

Pintura sensible, diáfana, equilibrada y sosegada pintura íntima y al mismo tiempo abierta y comunicativa del sosiego y la templanza que rompe monotonías, angustias, desdén ye incomprensión.

La pintura de Olimpia es positiva, esta ajena a lo amargo y triste de la vida. Los lienzos de la pintora nos conducen a un mundo real, iluminado por la luz de la alegría de vivir en positivo. La pintura de Olimpia Peco se convierte en eficaz bálsamo para evocar momentos felices.

Con pleno dominio del dibujo acrisola unos colores limpios para ensalzar breves momentos, dándole la oportuna magnitud  a lo cotidiano, tiene la pintura de Olimpia un encanto especial donde no falta el lenguaje de las flores  ni el encanto de las teles pintadas  como una evocación de Degas en sus sueños fauvistas.

MANUEL PÉREZ RODRÍGUEZ. Decano de la Facultad de Derecho de Gran Canarias. Crítico de Arte.

 

 

Olimpia Peco: Bodegones, figuras y retratos, un interior sutil contenido en una visión expresiva.

La obra pictórica de Olimpia Peco profundiza en la expresividad y en los tonos fauve del color, en la intensidad de sus tonalidades, buscando resaltar plásticamente sus bodegones, figuras y retratos, caracterizados por su intensidad y profusión de detalles.

Sus bodegones son inusuales, porque no son convencionales, ni por temática ni por desarrollo de la idea. Es más, son como fragmentos poéticos que aluden a interiores concebidos a modo de collage, retazos de diversas vidas, en las que la mujer y los niños, el mundo de la inocencia infantil y juvenil, predominan.

Jarrones, iconos, libros, vídeos, elementos decorativos, muebles, todo ello marcado por el color, por la aparición de contrastes tonales, que con la fuerza expresiva del cromatismo comunica la idiosincrasia variada de lo que expresa.

Armonía, búsqueda espiritual, sensualidad, vida frágil, sensibilidad, amor, son palabras y conceptos que describen situaciones, a través de objetos, que no están por casualidad, tampoco por enumerar entornos de interior distintos de los convencionales, sino que son producto de los propios avatares de la existencia. Se trata de ir más allá de la propia limitación, para insertarse en la determinación de lo sensible.

Busca lo sensible, porque, no le gusta que los bodegones de interior sean simples resultados producto de conjuntar elementos fríos, distantes, sin intención ni conexión entre sí.

Todo lo que vivimos posee determinación energética y nuestros objetos son consecuencia de la propia dinámica vivencial. Tienen su energía específica y, por tanto, Olimpia, les confiere ese poder de ilustrarnos.

Sus series pictóricas dedicadas a las figuras, esencialmente femeninas, tocadas con efusivos y coloristas mantones de Manila destacan a la mujer, exhibiéndola con la dinámica específica que les confiere esa belleza que siempre está ahí, incluso a pesar del paso de los años.

Una belleza entendida al modo clásico, pero ilustrada con aromas y cromatismos actuales, que llenan de viveza personajes que poseen elegancia sutil, instaurada a partir de la propia evidencia de constatar el natural equilibrio interior que nos ofrecen. Mantones de Manila que cubren los cuerpos esbeltos, delgados y agraciados de estas damas, que son concebidas como símbolos de la alegría de la propia existencia.

También hay flores, motivos y elementos de gran virtuosidad, sensualidad y de atractivo fuego de color que se esparcen a través de los metros cuadrados de sus exuberantes y orientales desarrollos, de ideas que son, en sí mismas el compendio del poder de lo sensible contenido en la propia elegancia.

Sus retratos siguen la pauta de las figuras, incluso, aunque predomine en ellos la figura femenina, también hay retratos de niños y de algunos hombres, que destacan por su sensualidad. Se trata de retratos contextualizados en entornos determinados, rodeados de elementos que definen situaciones, que delimitan y expresan a voluntad el desarrollo de su contextualización.

Son retratos de mujeres con abanicos de colores, niñas y jóvenes, en entornos de interior, habitaciones cromáticas, llenas de flores y de objetos de decoración; niños y parejas sentadas, figuras de hombres sensibles.

De forma natural trabaja en temáticas clásicas de la pintura como bodegones, figuras, retratos e interiores, dando mucha importancia a la intensidad de tonos del color pero también al dibujo, dado que, sin abusar del detalle, prefiriendo la expresividad, conjuga en situaciones compositivas tentadoras su facilidad por la sencillez alambicada y algo barroca con sus pretensiones de conseguir mostrar la fuerza de la belleza en su estadio más puro.

 

JOAN LLUIS MONTANE. De la Asociación Internacional de Críticos de Arte

 

 

 

 

La pintura de Olimpia es intimista, delicada y tierna. La temática  de sus oleos sobre lienzo son los personas y los objetos de su entorno familiar, siempre niños o adolescentes, o bodegones en donde alcanzan las flores un lugar primordial, sobre todo, siemprevivas , los jarrones, las viejas fotografías de los abuelos, los mantones de Manila y los abanicos . Muchas veces he comparado la obra de la pintora  por su intimismo con la de los Nabis, sin embargo, el toque de pincel de sus flores es más bien impresionista.

La pintora  mezcla  sabiamente sus mantones con la figura femenina adolescente, unas veces desnuda y otra vestida con un juego perfecto de veladuras. Cultivadora de temas intimistas  en interiores como en “la niña de los abanicos”  juega con las trasparencias de los abanicos superpuestos.

Los bodegones nos muestran un mundo de flores secas en las que resaltan el bello colorido, realizadas en gruesas pinceladas de óleo, los libros , las cestas con las muñecas, los mantones de Manila , tan queridos por Olimpia, que aparecen desplegados sobre bargueños o mesas. Otro recurso empleado por la pintora, que trata muy bien las telas son los retratos antiguos, los famosos daguerrotipos, sobre las mesas o decorando la pared,  que confieren a la obra una poesía melancólica plena de ensoñaciones

PALOMA HERRERO.   Académica correspondiente de Bellas Artes de San Fernando

 

 

 

Las pinturas de Olimpia Peco son heredadas de la explosión de color que se produce con el arte europeo con el impresionismo, el simblismo y el flauvismo, y que cruza en distintos momentos la pláctica pictorica del siglo xx.Es una pintura, por una parte, muy descriptiva que pone su atención en objetos del ajuar doméstico, entre los que recibe la máxima atención el exótico mantón de Manila, y por     otra parte literaria cuando representa a la figura humana, niños, adolescentes, en una atmósfera de misterio y poesía. En este último aspecto recuerda al ambiente pictórico de prerrafaelistas y         simbolistas y de alguna manera se acerca a ciertas obras de Néstor, que también pintó aquellas “Manolas” cubiertas con sus luminosos mantones.

 

Este lenguaje suyo aparece realzado en su obra “El Mar “que es la pieza de   mayor dimensión simbólica de la exposición y engarza con un clima “fin de siglo” de acusada resonancia.

 

Pero junto a estos contenidos que nos hablan también de una visión intimista y serena del         espacio vital cotidiano, su obra está protagonizada por la composición y el color, un         cromatismo que se impone sobre la anécdota propia de cada pieza, ofreciendo un mundo     de fantasía y de intensas propuestas artísticas.

 

ALFREDO HERRERA PIQUÉ. Escritor, Crítico de Arte de las Palmas

 

 

 

La apreciación primera que nos facilita la contemplación de la pintura de Olimpia Peco, es la de que está entre los nuevos artistas figurativos, pero sus cuadros tienen una concepción y una práctica del arte, decididamente contrarias a las de las figuraciones estéticas, establecidas sobre las diversas vertientes de los lenguajes realistas actuales.

La pintura de Olimpia Peco, no es la fidelidad y el virtuosismo formal de sus imágenes, sino las connotaciones simbólicas y las emociones que encierra o contiene su obra.

Su pintura es muy peculiar, muy personal, en la cual el “fauvismo” y el “expresionismo” adquieren un ritmo, una vibración, líricamente mágica.

La pintura de Olimpia Peco es vista y sentida en toda su dimensión, en su hondura, también en sus más claros y definitivos perfiles. Su riqueza cromática salpicada, su soltura del dibujo, de dicción agilísima y la alegría ornamental, la sitúan dentro del mundo de Francisco Iturrino y Matisse, y muchos más nombres que engrosan la lista de maestros.

Bodegones, figuras y retratos, son el compendio de su obra pictórica, apasionada y sabia.

Olimpia Peco no interpreta académicamente el bodegón, procura que sea un “cuadro-bodegón”, una pintura en libertad, una composición en la que, los objetos interpretados, son un pretexto decorativo. Dentro de los bodegones, donde aparecen una serie de diversos objetos, el protagonista es el clásico mantón de Manila. Todo ello, por lo general, en grandes formatos.

La figura, siempre la plasma engalanada con su mantón de Manila de vivos colores, como por ejemplo: el magnífico cuadro del gran “fauvista” Francisco Iturrino, “Fiesta en el campo”; óleo de 1898- Colección Banco Bilbao. Obra tan importante en Iturrino, como son “Las Meninas” en Velásquez.

En cuanto al difícil arte del retrato, Olimpia, posee la perfecta herramienta, que es el dibujo, para expresarlo todo. Para retratarlo todo. Sus retratos tienen la hondura del retrato psicológico, pero cargados de sensibilidad y resueltos con un lenguaje sencillo y escrupulosamente pictórico.

Olimpia Peco Alcalde, transmite en su obra una fuerza especial que sin duda Canarias le ha potenciado.

 

ANTONIO LOPÉZ de HALARCÓN Pintor Licenciado en Bellas Artes por la

Universidad Complutense de Madrid

 

 

 

Olimpia Peco Alcalde es una excelente pintora que tengo el agrado de descubrir en estos días… digo en estos días pues necesito ir paso a paso sus rasgos esenciales y su forma de exponer su sentir, ese sentir de cada momento que , como dice de si misma: “MI CRITICA En mi pintura, conceptualmente figurativa, busco para mis temas una vivencia a la que acogerme para lograr el efecto deseado, llevándolo a instantáneas simbólicas o de la vida misma, conjugando los colores que voy emplazando para crear el cuadro que quiero expresar”.
Es así que las obras aquí vistas cumplen ampliamente con el enunciado haciéndonos realmente partícipes de dichos instantes y a la vez nos permite deambular por el ambiente y el alma evocada: Infanta Margarita, Recuerdos, Entre mantones, Descanso, Me voy…, Almonedas, colores… donde con una soltura de trazo y manejo de colores excelentes, solo con definiciones haciendo uso de los detalles necesarios para no inducir a errores de lectura ni de sensaciones que desvirtúen el instante, de esta manera Olivia conjuga perfectamente la obra con el titulo dándonos realizaciones tan fidedignas que nos llama a contemplarlas una y otra vez, o sea participa de esa vivencia
Así vemos en la obra “Me voy” donde habla de un instante muy preciso con pocos elementos, un instante crucial para cualquier persona…
“Me voy” habla de un instante de luz, de claridad… al despertar, con los cabellos aun sin ordenar, cubriendo el cuerpo con uno de esos mantones de Córdoba que tanto aprecia y utiliza. Ella, la protagonista se desliza así, desde las sabanas hacia el mantón sin solución de continuidad y expresa simplemente y sin dudar… ¡Me voy…!
Es un, Me voy, en voz alta, no es soliloquio, está dirigido a alguien, un alguien que dejó de ser algo importante para ella… no ha necesitado las sombras para despedirse y menos para huir, todo esto está conformado con pocos elementos y grandes espacios modulados lo justo para decir lo necesario con claridad y en forma contundente, para que no quepan dudas. Olimpia teje cada obra sin fatigas pero con una precisión increíble para reflejar instantes y emociones.
Nada queda librado al azar.
Solo queda que nos encontremos con sus cuadros para leerlos y disfrutarlos ampliamente.

ANTONIO GUZZO. Crítico de Arte



Olimpia Peco, se formo como pintora en su Madrid natal y en Córdoba. Según entiendo, la inequívoca madurez de su obra, tan variada en sus argumentos y enfoques como unitaria en la concepción de sus planteamientos, mediante las mil variantes que admiten las veladuras, que, merced a la humedad de la materia oleosa, pueden lograrse de forma espontánea, improvisada. Los cuadros así alumbrados y lo son en mayoría, trascienden, por lo mismo, la belleza serenamente lucida de la naturalidad. Se trata de composiciones nunca construidas de antemano, sino surgidas al compás

de improvisadas pinceladas. Belleza de la espontaneidad, insisto, que para mi constituye el fundamento sólido de la pintura de Olimpia .

Espontaneidad de la que deriva la capacidad de concisión de su lenguaje pictórico, dicho en otro termino, la  facultad de lograr la siempre difícil síntesis del trazo, del color y de la luz. Trazos limpios (dominio del dibujo), colores puros y luminosos que no exclúyanla presencia, en determinados casos de una luz tamizada con suaves trasparencias. Y si del color se trata,  no tengo más remedio que atribuir a Olimpia un parentesco muy próximo a los pintores adscritos  al movimiento “fauvista” porque al igual que ellos, sobretodo Matisse, con el fin de producir una satisfacción puramente visual

a través de la percepción del cuadro, convierte el color en su casi exclusivo protagonista. Ellos, los fauvistas eliminaron de la tela cualquier elemento que no fuera el color puro, por entender que  de la viveza del colorido dependía lo que  constituía la meta de su cometido artístico: la expresión de una autentica “ joie de vivre “. Y creo que a la  consecución de esta meta también aspira Olimpia cundo pinta., así como a la poética que aquellos construyeron partiendo de Van Gogh y Gaugin y del conocimiento del arte oriental, de la cerámica persa, de las telas moriscas y de las maderas japonesas pretende Olimpia al amparo de su paleta brillante, contrastada y, a la vez, armónica.

Y de aquellos pintores  también parece Olimpia  heredar la repetición de interiores con las flores y la naturaleza muerta, las alfombras llamativas, los mantones e infinidad de elementos que conforman la intimidad hogareña que rodea a sus modelos, intimidad que se acentúa  en la serie de sus desnudos femeninos. Y porque la figura humana, siempre contemplada desde esa perspectiva, con insistencia está presente en su discurso argumental, La pintura de Olimpia podía ser considerada, en  un  en un aspecto más esencial, como la creación del paisaje humano por cuanto en ella, además, todos los géneros pictóricos se nutren de esta motivación. Por eso recurre con frecuencia al cuadro de grandes dimensiones, lo necesita para plasmar el paisaje humano al que me estoy refiriendo, por el único argumento válido a que se atiende Olimpia cuando pinta es el hombre con cuanto le rodea. Es el paisaje humano, repito, el que le inspira y le motiva.

JOSÉ AGUDO PÉREZ. (De la Asociación de Críticos de Arte)

 

 

La Pintura, una de las ramas de las Bellas Artes, que para su dedicación es necesario en principio, talento natural, preparación técnica adecuada, y creatividad, son dones que en la pintora Olimpia Peco pueden apreciarse desde el momento que se contempla algunas de sus obras.

Retratos, bodegones y cuadros de composición, son sus tres preferencias de expresión, las tres con referencias técnicas diferentes, expresionistas en su concepto son de un logro total, original, personal, que hacen no haya necesidad de recurrir a comparaciones con otros artistas maestros de pintura, cosa que no es de mi agrado, pues para mi el talento se tiene o no se tiene, y en el caso de Olimpia Peco… es incuestionable.

En el Retrato. Olimpia logra llegar además de en el parecido físico del personaje retratado, a captar el interior de sus expresiones más íntimas y psicológicas, todo ello con una técnica bien definida y personal en su composición, no es la clásica fotografía como sucede en tantos artistas retratistas, sino que logra plasmar y darle un ambiente como si dijéramos natural.

Los Bodegones. Verdaderos interiores, donde se desarrolla toda su vida cotidiana, para ello con una composición a su generis y en una perspectiva muy personal va plasmando sus cuadros, a la vez íntimos, ya que en sus miniaturas representa sus familiares, sus jarrones, relojes antiguos, son propios de la decoración de su estudio.

En las composiciones figurativas. Cuadros que suelen ser de gran formato, Olimpia desarrolla los mismos con una maestría que nada tendría que envidiar a los maestros, sus cuadros en esta faceta suya, suelen estar ataviados con el clásico mantón, seguramente influencia de su época de estudios en las academias de Córdoba, estas composiciones son verdaderamente importantes, ya que en ellas hace como una simbiosis de todas su faceta artística, retratos y bodegones, figuraciones, todas estas obras, con una parte técnica superior, dibujo de trazo seguro para el propio tiempo ágil y bellísima ejecución.

Mención aparte merece su extraordinario colorido, vivo en matices, personales en sus manchas y sobre todo su técnica de veladuras, que hacen que la obra de Olimpia Peco sea reconocida, sin que sea necesario recurrir a leer, pues su obra es personal e inequívoca.

Es…Olimpia.

Luis Alemán MONTULL (Escultor de renombre internacional).

 

 

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